lunes, 27 de julio de 2009

¿Traidor a la Causa? (II)

La segunda razón por la que he aprendido a no ver cine nacional es por él amiguismo enfermizo que priva en la industria. Hace diez años, mientras buscábamos directores que quisieran participar en “Cuentos para Solitarios,” tuve que ver algunos trabajos para conocer los diferentes estilos de estos artistas, algunos de ellos consagrados. Temo decirles que la gran mayoría de los largometrajes resultaron ser unos bodrios insoportables, repletos de huecos en la trama, errores de continuidad, falta de credibilidad en las escenas y, por supuesto, actuaciones deficientes. Eso sin contar las historias trilladas y repetidas (ver entrada anterior.) Me sorprendió ver cómo, cuando los directores en cuestión nos preguntaban qué nos había parecido su película, los productores respondían “me encantó,” “está increíble,” etc… con lo que el director se iba a su casa con la certeza de haber hecho un buen trabajo, ínfulas infladas hasta el éxtasis, sintiéndose Kubrick reencarnado.

Es práctica común en la industria que los colegas se/nos den/demos palmadas de aprobación en la espalda, porque esa misma persona puede más tarde significar un obstáculo/apoyo en tu carrera. Es tan cerrado este círculo, que el director mediocre de hoy puede ser un funcionario gubernamental mañana, o productor en jefe de alguna compañía productora, y tener el poder necesario para apoyar tu proyecto o hundirlo. He visto mucho de eso. Por desgracia -- y esto pueden corroborarlo las personas que me conocen -- soy pésimo para las hipocresías. Otros lo llaman Relaciones Públicas, y respeto demasiado a quienes logran hacer de eso una forma de vida. A mí me cuesta mucho felicitar a un artista cuando no me gusta su obra. Por eso agradezco a las personas que han visto/leído mi reducida obra y me comentan si les gustó o no. No tengo otra forma de mejorar si no es por las críticas positivas. Me enferman las tertulias seudoartísticointelectuales en las que los unos le lamen las botas a los otros, para más tarde, a solas, regodearse en todos los errores que ese mismo director cometió.

Si me abstengo de ver dichas películas, no podré mentir. Já, já. Bastará con un simple ‘Híjole, no la he podido ver…’ para que mi amigo director no detecte muecas de desaprobación en mi rostro contrito.

Creo que esta sería una industria más sana si los directores/productores/escritores fuéramos más humildes y reconociéramos que estamos todavía muy lejos de producir un cuerpo de trabajo sólido y digno de verse. Así aprenderíamos de nuestros errores y estaríamos a la altura de lo que la vida exige de nosotros.
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El Taller en Imcine va bien. El segundo acto de 'Divas' les gustó, aunque con sus respectivas correcciones (todas atinadas.) 'El Samaritano' ya está dándose sus vueltas en un par de compañías productoras. En una de esas les doy la sorpresa. Sigo apabullado por las muestras de afecto y apoyo que he recibido por parte de ustedes. Mi novela va muuuuuyyy lenta, pero pocamadre. A los fans del género fantástico creo que les va a gustar.

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