lunes, 20 de diciembre de 2010

La Maquinaria de la Guerra

Regresé de la guerra y vi tu cicatriz. Sangras por dentro, pero ¿quién lo sabrá? ¿Desde hace cuánto caminas con la cara al sol? Puedo leer en tus ojos el recuerdo, la nostalgia por lo que creías posible. Algo te arrebataron. ¿Qué te hizo la maquinaria de la guerra? ¿Creciste para convertirte en qué? Eres alto, mas desde allá arriba los objetos se ven disminuidos. Tendrás que ser montaña, nos dicen. Tendrás que pelear. Las expectativas que la maquinaria de guerra tiene de nosotros son inalcanzables. Y peleas. Lo sé, te he visto. En el batallón quien muestra sus sentimientos es un cobarde, a quien le flaqueen las piernas será fusilado. No caemos, pero cuántas dudas. Te repiten constantemente que no, pero eres admirable. No somos lo que debíamos, pero aquí estamos. En esta guerra nadie muere, esa es la tristeza. Si te dieran la opción de huir, ¿la tomarías? Miras a tu alrededor y te preguntas cómo es que los demás recibieron manual y entrenamiento, mientras tú confeccionaste tus armas de piedra y hastío. El invisible enemigo nos persigue. En los altavoces escuchamos que nos pisan los talones, que para ganar hay que matar, que no existe gloria sin dolor. A veces te observo en la trinchera. Quiero decirte que no eres el único, que también llevo sangre en las manos, que he estado ahí. En esas breves pausas nos reconocemos. Nada que fingir. Pero la maquinaria de la guerra nos alienta, so pena de defraudar a tantos. Pero sé quién eres. Aceptas la metralla por una razón más hermosa que tú, más grande que tú. Amigo, si de algo te sirve, sé quién eres. Sé quién eres. Adelante no hay meta ni victoria, aunque escuchemos lo contrario. Los leones viejos no peleamos, sobrevivimos. Encontramos placer en ello. Si la vida se contara por cicatrices. Anda ya, que nos llaman. A granada y bala a pretender, a hacer el camino, que los que nos siguen son los que cuentan. Y cuando nos volvamos a hacer nuestras preguntas de siempre, miraremos nuestro escudo y exclamaremos con un gruñido: seguimos aquí.

A @FinisimaPersona y a mis hermanos de Planeta Paulina

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