lunes, 29 de junio de 2009

Un mes más...


Hay momentos en la vida en los que un hombre debe reconocer que existen fuerzas más allá de su comprensión, y que operan a favor o en contra. Toda mi vida he sabido eso, pero cuando esas fuerzas se manifiestan tan fehacientemente como hace dos días, resulta imposible negarlas. Hace quince años se me ocurrió la idea de escribir una historia en la que Jesús y Judas se reencontrarían, y que, al ver el Maestro el arrepentimiento de su discípulo, le daría la bienvenida finalmente al Paraíso. Escribí algunas cuartillas que con el transcurso de algunos meses se convirtieron en una novela (pobremente escrita) hasta hoy inédita, llamada “El Último Evangelio.” La historia tuvo eco en un grupo de personas dispuestas a invertir una cantidad considerable de dinero, y la novela se convirtió en un guión pobremente escrito. El guión fue producido y filmado y se convirtió en un largometraje pobremente producido y filmado. Así permaneció enlatado por cerca de diez años. Hubieron varios intentos por resucitar el proyecto, cada uno con resultados negativos. Cuenta la historia que el lunes pasado que escribí la entrada Salvemos la Tostadora de Pan, recibí correos con tips y contactos (gracias), pero una llamada en particular llamó mi atención. Lilia Soto, amiga querida que jamás se ha rendido en su propósito de hacerme un escritor de bien, me llamó para decirme que El Evangelio por fin va a ser distribuida por Universal Pictures y exhibida en cines de México en el transcurso de este año. ¿Cuáles, justos y letrados lectores, son las probabilidades de que justo cuando decido dedicarme a esto de la escribida ocurra esto?
Hace unos años había visto un corte que me dejó con un pésimo sabor de boca, así que honestamente esperaba muy poco de la película. Al ver esta última edición, reconozco que se hizo una gran labor al momento de juntar de manera distinta las escenas (una buena edición puede salvar una película), y esta nueva versión me gustó mucho. Así que esperemos que vayan a verla y la compren cuando salga a la venta.
DIGAN NO A LA PIRATERÍA

Por otro lado, la beca que recibimos Lilia y yo para escribir la vida de Juan Orol (¿ya les había platicado de esto, cierto?) resultó ser mejor de lo planeado. Así que podré mantener este rollo por lo menos un mes más. La estrellas están alineándose muchachos, y el viento está a favor…
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A todos los que escribieron dándome tips, links y consejos, (Yorch, Norma Deyanira, Tocaya) gracias. He seguido todos, me he inscrito a todo; lo único que no he hecho es ir a comer al Covadonga… ¿con qué dinero, señor?
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lunes, 22 de junio de 2009

Salvemos la Tostadora de Pan


Como ustedes saben, la Tostadora de Pan surgió de la temeraria e ingenua idea de que un hombre puede vivir, sobrevivir y mantenerse haciendo en la vida lo que le gusta. Hasta donde sabemos, vida sólo hay una, y la noción de vivirla persiguiendo los sueños de otros simplemente no es atractiva, por lo menos no para mí. Así que me lancé a escribir un par de proyectos, pagando las cuentas familiares gracias al dinero que ahorré hace algunos años.
Temo informarles que el dinero se ha agotado.

La Tostadora de Pan, como la conocemos, se encuentra en serio peligro de extinción.

Las siguientes 4/5 semanas serán las últimas en las que podré abocarme de cuerpo y alma a los guiones que he estado escribiendo. Por eso, a partir de ahora, la jugada inteligente es encontrar empleo en casas productoras/editoriales/televisoras, cualquier lugar/agencia que necesite un escritor. Por desgracia, mis contactos son limitados. La semana pasada preparé una lista de lugares/personas a donde/quienes podía enviar un currículum mencionando lo que hecho hasta el momento, en cuanto a guionismo/redacción/traducción se refiere.

Sin embargo, necesito ayuda.

El plan es escribir guiones para videos corporativos (inducción, capacitación, motivación), manuales de uso de producto; artículos en revistas; boletines de prensa; guiones para series WEB. En fin, casi todo lo que requiera escribir, de preferencia como colaborador independiente. Con esto, aseguraría el tiempo necesario para seguir desarrollando mis propios proyectos.

Así que cualquier contacto que puedan enviarme de personas/compañías/agencias de Relaciones Públicas/Publicidad que se dediquen a realizar videos para empresas/comerciales/campañas, resultará de muchísima ayuda.
Por favor, que sean personas que ustedes conozcan y que yo pueda llamar de su parte para concertar una cita y mostrarle lo que he hecho hasta el momento. Para aquellos de ustedes que se estén preguntando, bueno, ¿y qué has hecho hasta este momento?, los invito a visitar los links que aparecen más abajo, mismos que avalan mi trabajo.
Todos sus contactos, correos, palabras de aliento y mentadas pueden enviarlas a los correos max.blume.blog@gmail.com O registromet@yahoo.com.mx, o postearlos en los comentarios de este blog.

De cualquier manera, yo estoy haciendo lo propio. Estoy conciente de que mi sueño no tiene por qué convertirse en la pesadilla de mis hijos, así que he estado enviando CVs a empresas del ramo financiero, que es donde me desarrollé laboralmente los últimos 8/9 años, para, en caso de ABSOLUTA EMERGENCIA, regresar al mundo de los encorbatados

¡Noooooooooooooooo!!!!!!!

Así que ya lo saben. Tomen sus agendas, llámanle al pariente desagradable pero millonario, al primo de un amigo. Yo acá sigo en la trinchera.
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Un poco de lo que he hecho:
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jueves, 18 de junio de 2009

Uno cero favor el destino

"Every writer must acknowledge and be able to handle the unalterable fact that he has, in effect, given himself a life sentence in solitary confinement. The ordinary world of work is closed to him -- and that's if he's lucky!" – Peter Straub

Primera cita, primer plantón. De ardilla pasé a una tienda de DVDs y me compré 'The Departed.' Si ponen las chelas los invito a verla...
Ahora el plan es corregir "Perros..." y meterla a más concursos, al tiempo que sigo agendando citas con productoras...

Homenaje al Hombre Común



Al ponerse de pie, Max todavía no alcanza a comprender lo que está ocurriendo. Una veintena de hombres cuyos rostros no puede discernir bajo la raquítica luz lo observan con curiosidad y veneración.
“¿Dónde estoy?,” pregunta, al tiempo que busca sus anteojos en el suelo.
Un hombre joven, delgado, cubierto con incontables artefactos de metal a modo de armadura, da un paso hacia delante.
“No se preocupe, General. Sabíamos que esto pasaría,” dice. “El viaje le trastornó la memoria.”

Asustado, pero a la vez percibiendo cierta familiaridad en aquel ambiente cerrado, Max inquiere: “¿Qué es este lugar? ¿Por qué me llamas General? Mi nombre es Max Blume y soy contador.”
Entregándole una espada con empuñadura de oro, el joven responde: “Usted es el General Maximus Atrom, Comandante Supremo de las fuerzas leales a su Majestad, y ha regresado a Lodia para poner fin a la Guerra de los Mil Años. Ahora sígame, la Reina lo está esperando…”

Antes que nada, quiero agradecer a todos por sus muestras de solidaridad, afecto y curiosidad. Han sido días apasionantes en los que he tenido la inmensa fortuna de perderme en lo que más me gusta, escribir, y en los que la misma pregunta me asalta conforme avanzo en los proyectos: ¿por qué me tardé tanto en decidirme? Es cierto que el futuro es un poco incierto, pero créanme, ha valido la pena.

En un email que recibí hace unos días me preguntan por qué escogí el tema de los vendedores para el guión de “Perros en la Niebla.” Siempre me han llamado la atención las personas que no recibieron el ‘Manual para la Vida.’ Existen hombres y mujeres que han sabido seguir ciertas instrucciones que les han permitido desenvolverse con ‘normalidad’ en el mundo. Políticos, padres, hijos, estudiantes, deportistas, gerentes, directores, empresarios, etc., que han avanzado en la vida conforme la regla lo establece. Su curriculum vitae muestra un patrón ascendente o descendente, todo ello debido a que han seguido sus propios manuales. Incluso los mediocres obtienen su recompensa. Hay otros, en cambio, que no saben cómo avanzar. Reconocen que la mediocridad no es su destino, pero por más que se esfuerzan por avanzar, algo los detiene. No son corruptos, ni mentirosos, ni conformistas, ni tienen mala suerte. De esos se ha escrito mucho. Esta clase olvidada de humanos simplemente nació sin el chip que les permite funcionar adecuadamente en este mundo. Conozco mucha gente que, aunque copien cada acción llevada a cabo por las personas exitosas (p.e. sigan al pie de la letra los 7 hábitos de las personas fabulosas, sean los primeros en llegar y los últimos en irse, hagan el máximo esfuerzo siempre, se preocupen por los demás, se acuerden del cumpleaños del jefe, actúen como se les indica) simplemente serán olvidados, pasados por alto. A los cincuenta años seguirán en el mismo escritorio que ocupaban cuando tenían treinta. Nadie querrá escuchar sus historias porque no son sobresalientes en ningún aspecto. Ellos son los que llaman mi atención. El hombre común. El que al amanecer jura a los dioses que hoy será diferente, se esforzará por sobresalir, por encontrar su lugar en el mundo, pero que, por una u otra razón, terminará regresando a casa igual que como salió, con el dinero justo para sobrevivir el día. Nadie los nota, nadie les aplaude. “Perros en la Niebla” es una especie de tributo a ellos.
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Angélica, Norma Deyanira, Ximena, Martha Cosa, Giovanni, Choli y Tenchis, gracias por sus comentarios. Los mismo a todos los anónimos que me han llegado. Toñito iiiiii, gracias por seguirme. A Javier por su constante interés y a Carlos por sus palabras de aliento. Felipe Calderón, tomaré en cuenta lo que me dices en tu email. Y a mi hijo Ale que comparó a "El Samaritano" con la película "Un Papá con Muchas Pulgas."
Hoy es la cita en Televisa.
¡Emiliano va mejor!
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domingo, 14 de junio de 2009

Seeeeif!



‘Luck is believing you’re lucky.’
-- Rod Stewart.

Desde el principio era una misión suicida. Quince días para escribir un largometraje que en condiciones normales de presión y temperatura debería escribirse en seis meses. Pensé que si escribía diez cuartillas diarias al final tendría un primer draft de 120/150 para el final de la quincena.
¡Já! Si eso fuera cierto, Tom Wolfe hubiera escrito ‘La Hoguera de las Vanidades’ en dos meses.
Lo único que tenía para comenzar eran el nombre y el núcleo de la historia que quería escribir. ‘Perros de Paja’ no era un nombre original, pero se pegó al proyecto como un chicle a la suela. Y la médula de la historia, algo a lo que estuve muy allegado hace no tantos años: un gerente de ventas tiene que decidir entre comprometer sus principios para mantener su trabajo, o mantenerse firme en sus convicciones personales y perder el único modo de sustento de su familia, había permanecido en mi memoria desde hacía tres años, tiempo en el que detallé un outline medio rupestrón. Honestamente, no tenía tiempo de pensar en una historia original y desarrollar el guión en quince días.
Me dediqué a escribir, aunque a decir verdad no avancé mucho los primeros días. Es difícil cambiar de ritmo, después de haber estado enfrascado en una serie de TV, donde tiempos y actos difieren tanto. En ‘Perros’, el protagonista, un Armando Liceaga, recibe la oferta de obtener un ascenso dentro de su empresa, siempre y cuando alcance una meta obscenamente alta. Todo parece suponer que lo logrará, pero al final las cosas se complican (el ascenso se evapora y ahora enfrenta la posibilidad de perder el empleo), y es tentado para realizar un delito en aras de salvar su trabajo. Sonaba fácil. Escribirlo fue otra cosa.
Mientras avanzaba, la historia se volvía escurridiza. La meta era escribir 90 cuartillas, que es la duración mínima de un largometraje decente. Horas pasaron en las que sólo pude escribir un renglón. Para el lunes de la semana dos llevaba apenas 50. En ese momento tuve que tomar la decisión de renunciar, que seguramente iba a provocarme un sentimiento de culpa por haber desperdiciado ya diez días (mismos que, como ustedes saben, eran un lujo que no podía darme), o arriesgarme a seguir adelante a sabiendas que lo más seguro era que no iba a terminar a tiempo. Decidí continuar. Como dijo Galileo cuando se salvó de la hoguera de la inquisición, “¡chingue su madre!”
El martes ocurrió algo terrible. La trama había tomado una dirección diferente a la planeada. A la fecha no sé por qué las historias tienen la manía de hacer eso. Son bestias vivientes, difíciles de domesticar. Todo apuntaba a que la trama llegaría a una feliz conclusión. Pero soy de los que odian los finales felices. Debía corregir el rumbo o entregar una historia trillada y predecible. Así, cuarenta cuartillas se fueron a la papelera de reciclaje. Escribir es reescribir. Ahí comenzó mi dieta de coca colas para mantenerme despierto. Dormía por espacio de 2/3 horas, y a darle otras 8/9. Para el miércoles en la noche veía imágenes de personas que no estaban en la habitación conmigo y el jueves a mediodía ya hablaba en lenguas. Para no hacer el cuento más largo, el viernes en la mañana, el cerebro a todo vapor, sabía que necesitaría por lo menos otras ocho horas para terminar, pero sólo quedaban tres. Llamé a la oficina donde tendría que entregar el guión para suplicar por una prórroga, y, de las 14hrs., que era el deadline, me dieron hasta las 15hrs. Algo es algo. Bueno, a las 15hrs en punto terminaba yo en mi casa, vuelto loco. Tomé un taxi -- viernes, tarde, Mexico City -- y llegué a Lumen a eso de las 15:40. Nueva toma de decisiones. El horario de entrega había pasado. Existía una gran probabilidad de que no me aceptaran. Entonces, ¿para qué gastar +/- 400 MXP (QUE NO TENGOOOOOOOO) en sacar tres juegos del guión (que terminó rascando las 117 cuartillas)? ¿Valdría la pena el riesgo?
History will decide.
Como dijo Maximiliano de Asburgo cuando lo fusilaron en Chapultepec: “Chin…”
Pero ¡en Lumen no tienen servicio de impresión desde internet! GUATDEFOC??? Tuve que salir corriendo a buscar un café internet por el mercado de Mixcoac (deliciosos mariscos, por cierto.) Lo encontré, pero la copiadora era de esas de rodillo. Imprimí, saqué copias y, con Liz al volante (se había unido a la misión minutos antes), llegamos a las oficinas de la Sociedad de Directores en Félix Parra a las 16:45 hrs, tiempo del centro, y la señorita que recibía los trabajos no se encontraba. Decidimos esperar. A las 17:20 llegó. ¿Y si no me aceptaba el guión?

Pórtate una vez en tu vida como hombrecito y ruega, me dije. Háblale de tus hijos, cuéntale del blog, llora, deshójate como tamal.

“No puedo aceptarte el guión,” dijo la más insensible de las mujeres. “Yo ni siquiera debería estar aquí en la oficina a estas horas.”

¡Ajá!

“Entonces es una señal,” dije. “Dios te mandó de regreso a la oficina únicamente para que recibieras mi estupendo trabajo.”
Sonrió, sonreí. Nos tomamos de la mano y supe que estaríamos juntos por siempre.
Rewind, please!

Sonrió. “Pero no te puedo dar acuse de recibo,” dijo. Encogí los hombros. A esas alturas…

Salí de la oficina sintiendo una ligereza en el cuello y en los hombros. Acompañé a Liz a que terminara de hacer no sé qué en su oficina y regresé a mi casa a dormir. Desperté el sábado por la tarde. Poco a poco me ha ido cayendo el veinte de lo que ocurrió los últimos días. Releyendo un poco el guión, encontré errores garrafales, que, con un par de días más, se hubieran podido solucionar. Es lo mejor que pude hacer en el tiempo que tuve. Sí, yo sé, la excusa de siempre. Habrá que esperar el veredicto. Para ser honesto con ustedes, se trata de un muy buen primer tratamiento. La historia, a pesar de los errores estructurales, se sostiene sola. El título cambió. Ahora “Perros en la Niebla” de Max Blume (era imperativo inscribirla bajo pseudónimo) está siendo considerada. El fallo se dará en Julio.
Los mantendré al tanto. Sólo sepan que, a diferencia de días anteriores en los que juraba que iba a escribir, ahora es diferente.
Ya escribí.
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jueves, 11 de junio de 2009

56 horas sin dormir


1:21 AM

Siento que no avanzo, los personajes rehuyen, ¿será posible que su rebeldía signifique mi perdición? ¿Tiene caso seguir despierto cuando la creatividad abordó el Hindenburg hace horas? Busco aliento en la red y me encuentro con varios "anónimos" , aguijonazos de cafeína directo al córtex, o como diría ya saben quién, directo al corazón. Los párpados me traicionan mientras en letras me deshago... ¡qué chingón!

miércoles, 10 de junio de 2009

Ahhhhhhh!!!!!!!


No voy a acabaaaaaaaaarrrrrrr!!!!!!!

martes, 9 de junio de 2009

10... 9... 8... 7...


"Mi táctica es escribirlo. Mi estrategia es venderlo."


Un rápido update.
¿Buenas noticias? "El Samaritano" se encuentra en etapa de revisión final. Ha sido E-X-H-A-U-S-T-I-V-O llegar al tratamiento en el que se encuentra ahora. Revisar que cada acto sea coherente y que ayude a la historia a avanzar. Para que se den una idea, una película consta generalmente de tres actos (que pueden desmenuzarse en siete secuencias); una sitcom consta generalmente de dos. Una serie de TV consta básicamente de cuatro actos (plus teaser/tag). Esto, porque se tienen que respetar los cortes a comercial. Cada acto debe ser lo suficientemente sólido para que durante los comerciales los televidentes no le cambien y se vayan a ver a Origel. El tag (final del capítulo) debe generar el suficiente interés para que la audiencia no se pierda el siguiente capítulo. Así ha sido esta aventura.


¿Otra? Ya tengo cita en Televisa para presentarlo. Es el 18/06.
Permuto niño chillón de tres años por plegarias, buena vibra y changuitos.

¿Otra? El guión que escribí el año pasado con mi querida amiga Lilia Soto, "Creador de Divas (La Vida de Juan Orol)" ha sido elegida para una beca de IMCINE en el rubro de Apoyo a Desarrollo de Guión (whatever that means). No se emocionen, suena mejor de lo que en realidad es, pero significa que voy por el camino correcto. Ahora hay que ver de qué consta la beca.


¿Las malas? Que quedan solamente tres días para meter trabajos al concurso de "Expresión en Corto", que organiza la Sociedad de Directores. Los últimos diez días he estado trabajando como $%$#"&% en una modesta historia que creo puede ser inetersante, pero el tiempo lo tengo encima. El premio podría ayudarme a pagar las cuentas otro par de meses e invitarlos a ustedes por unos tequilas/cubas/titanes de grosella.


¿Otra? No contaba con la reinscripción y los útiles para el nuevo ciclo escolar del Capitán Buyiyi, quien pasa ya a PREPRIMARIA con calificaciones excelentes. Los ahorros se han reducido considerablemente, pero ahorita no quiero pensar en eso.

Afortunadamente Liz no lee este blog.

Gracias por todos sus emails y comentarios. Prometo responder próximamente. Norma, luego te mando la sinopsis de "El Samaritano."


¡Vamos Emiliano!
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jueves, 4 de junio de 2009

Complicaciones


"Work every day. No matter what has happened the day or night before, get up and bite on the nail." – Ernest Hemingway
Junio 3

Sufriendo de bloqueo artístico. Revisando mis emails y comentarios que han dejado en el blog me encontré con algunos llenos de buenos deseos (gracias) y algunas preguntas interesantes. Responderé conforme el tiempo y el cerebro lo permitan. La razón por la que empecé esta nueva etapa escribiendo una serie de TV en vez de otra cosa, es que la serie, aunque tome mucho tiempo en desarrollarse y comercializarse, es lo que en México, a mi entender, se vende mejor. Y en mi situación actual, lo que necesito es una buena cantidad de dinero. Inmediatamente. Escribir una película o una novela -- que sería el camino que me gustaría seguir -- requiere de una enorme inversión de tiempo y el dinero que recibes a cambio (if any) es poco. A medida que los ahorros se van agotando y las probabilidades de tener que regresar al planeta aumentan cada vez que voy al súper, se ha vuelto imperativo escribir un proyecto que pueda comercializarse rápido y bien. Ergo El Samaritano. ¿Cómo saber si la historia que tengo entre manos puede convertirse en una serie de TV? La respuesta es sencilla, si tiene potencial para desarrollarse en más de cuarenta episodios, entonces vamos por buen camino. Por el contrario, si la historia termina en el capítulo tres y no sabes cómo alargarla, entonces lo que más te conviene es cambiar el formato a largometraje.

El Samaritano ha resultado en un proyecto un poco más complicado e interesante de lo previsto. Para escribirlo ha sido necesario comprender la naturaleza de las series de TV. Existen dos tipos: seriales (24/Lost/Damages), donde la historia se desarrolla capítulo a capítulo y es casi indispensable haberla visto desde el inicio para comprender lo que está ocurriendo en la pantalla, y unitarios (X-Files/CSI/ER/Law & Order), programas que pueden verse por separado, sin seguir un orden riguroso. El Samaritano entra dentro de la primera categoría, lo que la vuelve interesantísima de escribir, pero dificilísima de estructurar. Cabe mencionar que pocas cosas me han apasionado tanto y que al mismo tiempo me hayan causado semejantes dolores de cabeza y ataques repentinos de frustración. Largas caminatas han sido necesarias para responder ¿quién es Roberto Friedman? ¿qué quiere? ¿qué se lo impide? ¿CUÁL ES EL MALDITO CONFLICTO? Y eso es únicamente la punta del iceberg.


Mientras escribo estas líneas, un capítulo difícil en la historia del clan Gutiérrez se está escribiendo. Mis pensamientos están con mi sobrino Emiliano: tres días de nacido y ya es el hombre más valiente de la familia.

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