jueves, 18 de junio de 2009

Homenaje al Hombre Común



Al ponerse de pie, Max todavía no alcanza a comprender lo que está ocurriendo. Una veintena de hombres cuyos rostros no puede discernir bajo la raquítica luz lo observan con curiosidad y veneración.
“¿Dónde estoy?,” pregunta, al tiempo que busca sus anteojos en el suelo.
Un hombre joven, delgado, cubierto con incontables artefactos de metal a modo de armadura, da un paso hacia delante.
“No se preocupe, General. Sabíamos que esto pasaría,” dice. “El viaje le trastornó la memoria.”

Asustado, pero a la vez percibiendo cierta familiaridad en aquel ambiente cerrado, Max inquiere: “¿Qué es este lugar? ¿Por qué me llamas General? Mi nombre es Max Blume y soy contador.”
Entregándole una espada con empuñadura de oro, el joven responde: “Usted es el General Maximus Atrom, Comandante Supremo de las fuerzas leales a su Majestad, y ha regresado a Lodia para poner fin a la Guerra de los Mil Años. Ahora sígame, la Reina lo está esperando…”

Antes que nada, quiero agradecer a todos por sus muestras de solidaridad, afecto y curiosidad. Han sido días apasionantes en los que he tenido la inmensa fortuna de perderme en lo que más me gusta, escribir, y en los que la misma pregunta me asalta conforme avanzo en los proyectos: ¿por qué me tardé tanto en decidirme? Es cierto que el futuro es un poco incierto, pero créanme, ha valido la pena.

En un email que recibí hace unos días me preguntan por qué escogí el tema de los vendedores para el guión de “Perros en la Niebla.” Siempre me han llamado la atención las personas que no recibieron el ‘Manual para la Vida.’ Existen hombres y mujeres que han sabido seguir ciertas instrucciones que les han permitido desenvolverse con ‘normalidad’ en el mundo. Políticos, padres, hijos, estudiantes, deportistas, gerentes, directores, empresarios, etc., que han avanzado en la vida conforme la regla lo establece. Su curriculum vitae muestra un patrón ascendente o descendente, todo ello debido a que han seguido sus propios manuales. Incluso los mediocres obtienen su recompensa. Hay otros, en cambio, que no saben cómo avanzar. Reconocen que la mediocridad no es su destino, pero por más que se esfuerzan por avanzar, algo los detiene. No son corruptos, ni mentirosos, ni conformistas, ni tienen mala suerte. De esos se ha escrito mucho. Esta clase olvidada de humanos simplemente nació sin el chip que les permite funcionar adecuadamente en este mundo. Conozco mucha gente que, aunque copien cada acción llevada a cabo por las personas exitosas (p.e. sigan al pie de la letra los 7 hábitos de las personas fabulosas, sean los primeros en llegar y los últimos en irse, hagan el máximo esfuerzo siempre, se preocupen por los demás, se acuerden del cumpleaños del jefe, actúen como se les indica) simplemente serán olvidados, pasados por alto. A los cincuenta años seguirán en el mismo escritorio que ocupaban cuando tenían treinta. Nadie querrá escuchar sus historias porque no son sobresalientes en ningún aspecto. Ellos son los que llaman mi atención. El hombre común. El que al amanecer jura a los dioses que hoy será diferente, se esforzará por sobresalir, por encontrar su lugar en el mundo, pero que, por una u otra razón, terminará regresando a casa igual que como salió, con el dinero justo para sobrevivir el día. Nadie los nota, nadie les aplaude. “Perros en la Niebla” es una especie de tributo a ellos.
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Angélica, Norma Deyanira, Ximena, Martha Cosa, Giovanni, Choli y Tenchis, gracias por sus comentarios. Los mismo a todos los anónimos que me han llegado. Toñito iiiiii, gracias por seguirme. A Javier por su constante interés y a Carlos por sus palabras de aliento. Felipe Calderón, tomaré en cuenta lo que me dices en tu email. Y a mi hijo Ale que comparó a "El Samaritano" con la película "Un Papá con Muchas Pulgas."
Hoy es la cita en Televisa.
¡Emiliano va mejor!
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1 comentario:

  1. Yo no conozco ningun hombre común.
    Una persona es común segun la juzga quien o quienes se refieren asi de ella; y a veces peor, porque es ella misma quien se autonombra. Esto me lleva a pensar: que tan cierto es aquello de que los escritores nos cuentan acerca de lo que conocen bien????
    Si esto es cierto entonces mientes A.O. porque ningún hombre común le dedicaria las letras a sus sueños.
    Y si no es cierto entonces que haces mi estimado M.B. hablando de p...cosas que ni sabes.
    En conclusión el HOMBRE COMÜN no existe.
    Pero el hipocritamente común ese si, si existe. Yo conozco a uno. Yo.

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