viernes, 29 de mayo de 2009

Temeroso




La secretaria, una parca y jetona mujer de lentes gigantescos, coloca sobre su escritorio los documentos que su jefe le pidió que revisara para la mañana siguiente. Max lee las páginas, repletas de palabras como couching, marketing, venta consultiva, palabras que no hubieran podido salir de labios de un poeta. Llama a casa. No podré llegar a tiempo. Pero lo prometiste, papi. Lo sé, pero… ¡Lo prometiste! Le cuelgan. Max sabe que algo no está bien, suda profusamente, se desanuda la corbata; su oficina comienza a reducirse, las paredes a cerrarse, demasiado cerca. Intenta pedir ayuda. El techo se desmorona, ladrillo y plafón. Un agujero se abre en el muro detrás de él. Cerrando los ojos se arroja hacia el otro lado. Max cae de espaldas sobre una planicie lodosa.
-¿Dónde estoy?, pregunta.
- Lo estábamos esperando, General. ¿Por qué tardó tanto?




Mayo 29, 2009


Un momento aterrador. Hoy me encontré con una persona a quien no veía desde hace 10 años. Me preguntó a qué me dedicaba. No quise entrar en detalles acerca de cómo y por qué había renunciado a mi empleo anterior para convertirme en escritor-en-proceso, así que me inventé una subdirección en una empresa imposible de contactar básicamente porque existe sólo en mi cabeza.
- Qué bien - dijo. - Cuida tu empleo. Yo renuncié al mío para seguir un sueño personal y perdí el coche, la casa. Nada como saber que tienes tu sueldo asegurado, ¿cierto?


Asentí, platicamos de cosas triviales, nos dimos un abrazo de despedida y prometimos llamarnos el mes que entra para juntar a los amigos y comer.


Apenas me metí al coche sentí algo que no sentía desde que salí del mundo hace dos meses: duda. Mi corazón clac clac clac como la banda rota de un motor, como los aguerridos pistones de una máquina de coser. ¿Qué hubiera podido decirle? ¿Que estábamos en igualdad de circunstancias, con la diferencia de que -- hasta antes de verlo -- no había tenido dudas de que estaba por fin en el camino correcto? ¿Que tengo sesenta y seis ideas pajareándome la cabeza y un pitch al que me aferro como San Jorge a su espada? Quise tomar la sierra eléctrica que siempre guardo just-in-case en la cajuela y desmembrarlo en pedacería fina por haberme hecho tambalear. En vez de eso, me metí al drive-through de un establecimiento de comida rápida.
- ¿Qué puedo ofrecerle? - dijo la voz eléctrica.
- Un poco de confianza en mí mismo, por favor.
- ¿Por cuatro pesos más quiere un apapacho?


Recogí a los niños en la escuela, los llevé a su clase de Tae-kwon-do; regresamos a casa y, después de bañarlos y meterlos a la cama, me puse a escribir como si el clac clac clac fuera la cuenta regresiva.

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lunes, 25 de mayo de 2009

Pitch


"Sentado en una sala de juntas, rodeado de luz artificial y trajes grises, Max escucha las palabras del hombre de la corona de cartón que caen haciendo temblar almas y ceniceros, ‘¡son unos incompetentes! Si no pueden vender lo que se les exige ¿qué caso hay en tenerlos aquí? A ver, tú, ¿qué explicación le darás a tu hijo cuando llegues hoy a casa y le confieses que perdiste tu puesto por tu asombrosa ineptitud?’ Y mientras las miradas caen decapitadas, Max descubre, a un lado del extinguidor, debajo del botón de “ESTAMPIDA,”, una palanca que anuncia "INHÚNDESE EN CASO DE ASFIXIA." Max se levanta, sabe que lo correcto es presionar el botón. Quiere hacerlo, quiere estirar su mano y tocarlo. Pero… "¿Max? Necesito hablar a solas contigo..."


Contrario a lo que siempre les he dicho a mis alumnos de guionismo, me aventé un primer tratamiento de ‘El Samaritano’ sin hacer el debido outline. Un outline es la descripción, el plano, de lo que tienes planeado construir, en este caso una serie de televisión. El outline sirve como guía para llevar a buen término la historia, pues la gran mayoría de las veces los escritores nos quedamos atascados en la página 15-20, o en el 1er acto de lo que sea que estemos escribiendo. Sin embargo, la prisa por verlo terminado me hizo construir la casa sin haber hecho el plano correspondiente. Para mi sorpresa, la historia funcionaba, la casa se sostenía. Pero la casa tenía paredes endebles, puertas donde no debía haberlas y no había escusado. Las reparaciones se están haciendo y, al no haber hecho el outline, el proceso es doblemente difícil.


El primer tratamiento de ‘El Samaritano’ salió de 89 páginas, una mole imposible de filmar. Personajes se crean y se destruyen; escenas que toma dos semanas escribir se borran en segundos. La reescritura es larga y dolorosa. Hay días en que no consigo escribir una sola palabra que valga la pena, que ayude a la coherencia de la historia. Entenderán la desesperación.

Me ayudé de un recurso que más adelante me va a ser extremadamente valioso: el pitch.

¿A mí qué me importa?

En guionismo, el pitch es un arte. Existen cursos dedicados exclusivamente a aprender a pitchear una historia. ¿De qué se trata tu historia? Si como escritor yo no sé de qué se trata lo que estoy escribiendo, ¿quién lo sabe? Y pero aún, ¿cómo pretendo que los demás lo entiendan? Además, este pitch debe ser lo suficientemente conciso, corto y contundente para generar la expectativa en quien sea que vaya a invertir su dinero. En Hollywood, el perfecto pitch es de dos oraciones, con dos renglones de extensión.

“Bueno, se trata de un tipo que es doctor, bueno neurobiólogo, y que está a punto de hacer un gran descubrimiento que lo va a ser súper famoso pero hay ciertas personas que lo quieren lastimar porque va a terminar siendo un obstáculo para un complot de repercusiones más allá de lo creíbles. Ah, y además este neurobiólogo tiene poderes.”

¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?

Este es un ejemplo de un pitch que no dice nada. Me aboqué a buscar en todas partes algo que me ayudara a definir qué es y cómo se diseña un pitch eficiente. Encontré algunas páginas que me fueron de utilidad. (http://www.dummies.com/how-to/content/preparing-to-pitch-your-screenplay-to-a-studio.HTML) Sin embargo, ninguna mencionaba pitch para series de TV.

Encontrar el pitch que definiera mi historia me llevó casi dos semanas de no pensar en otra cosa.

El primer pitch salió así:
A sus 38 años, Roberto Friedmann se encuentra en la cima de su vida profesional. Tras 10 años de investigaciones, tiempo en el que tuvo que hacer sacrificios a nivel personal y emocional, él y su equipo de científicos han creado un medicamento llamado Aplamina, una droga experimental que propicia el rápido retroceso de casi cualquier enfermedad conocida por el hombre. Ahora, Roberto planea recuperar el tiempo perdido y recuperar a su esposa. Este logro, considerado por muchos el más importante en la historia de la medicina moderna, no es bien visto por algunos miembros de la comunidad científica. Al desconocerse las consecuencias de la droga a largo plazo, así como posibles efectos secundarios, la Aplamina está a muchos años de ser el milagro del Siglo XXI.

¡Pero la historia no se trata de eso!

(Habiendo renunciado a una vida de éxitos y placeres, Alejandro Orozco se ha abocado a encontrar un pitch que lo ayude a dejar de rascarse las _______ y ponerse a escribir antes de que se le acaben los ahorros y su esposa lo mande de regreso a casa de su mamá…)

El segundo quedó más o menos así:

Roberto Friedmann, reconocido neurobiólogo, desarrolló el prototipo de una sustancia que puede curar prácticamente cualquier enfermedad conocida por el hombre. Al hacerlo, ha puesto su vida y la de quienes lo rodean en peligro.
Mmmmmm, nada mal...
El tercero (y espero que definitivo) salió así:

(Nota: ‘El Samaritano’ ya quedó registrado, sólo por si alguien quiere pasarse de listo)

En la cúspide de su vida profesional, Roberto Friedman sufre un atentado que literalmente cambia su vida. Ahora, con la habilidad de usurpar las identidades de otras personas, Roberto debe averiguar quién se encuentra detrás del complot para destruirlo antes de que sea demasiado tarde.
Investors, anyone?
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jueves, 21 de mayo de 2009

Yo, escritor (II)


"What [people], in their innocence, cannot comprehend is that a properly constituted, healthy, decent man never writes, acts, or composes.—Thomas Mann


Pero no se asusten. No es que de un día para otro haya decidido cambiar de profesión. Ya antes había escrito para mantenerme y lo había hecho con cierto grado de éxito.



La vida simplemente me llevó a otra parte.

De igual manera, la misma vida tiene sus maneras de enderezar las cosas. Un día, manejando en la carretera, escuchando la más popera de las rolas de Marillion, ‘The Release’, capté una frase que me conmovió hasta los andamios:

“You know it gets so hard
when everything you are
is everything you don't want to be…”

¡Cuánta sabiduría en un B-side! Pisé el freno y me hice una pregunta, perdón, la pregunta: ¿Qué estás haciendo con tu vida? Regresé a mi casa y busqué en mi laptop, en diskettes y archivos muertos y descubrí páginas inacabables, borradores inconclusos, anotaciones en servilletas, facturas y misales. El escritor me hablaba. Los personajes seguían danzando.

En los últimos meses había escrito sin ningún orden o disciplina ideas para series de TV, largometrajes, novelas. Debía de existir algo que valiera la pena desarrollar. De entre todos, surgió una confuso sci-fi/thriller que me había estado dando vueltas en la cabeza, y que, según yo, sería (será) una interesante serie de televisión. ‘El Samaritano’, un guión a-lá X-Files/Fringe/24, tenía las características ideales para desarrollarlo y llevarlo a la televisoras. Esta historia es a la que le he estado dando forma las últimas semanas.

(Que levante la mano el que piense que estoy cometiendo una pendejada)

Hace unos días le comuniqué a mis amigos/parientes/hijos/esposa mi decisión. Voy a escribir. (El término en inglés es spec-writer) Ojala soplen mucho y muy fuerte para que las velas del barco me/nos lleven más allá del primer escollo.

 
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Yo, escritor



“A writer is someone who writes.
Planning to write is not writing. Outlining is
not writing. Researching is not writing. Talking
to people about what you’re doing is not
writing. Writing is writing.”
--E.L. Doctorow

HOY comienzo un viaje con un solo paso.


Años enteros buscando la manera de cubrir las expectativas de otros, intentando ganarme el respeto de personas que no hacían gran cosa para obtener el mío. Juntas y reuniones en corporativos parcos donde mentes más lúcidas que la mía convenían en que alguien tan preparado como yo, con la debida actitud y amor por la camiseta, no tardaría en escalar las laderas del éxito. Más de una vez fui invitado a estas reuniones, más de una vez escuché las mismas frases, todo esto puede ser tuyo… La política de las sonrisas veladas y las intenciones disfrazadas.

Pero en la inmovilidad de la noche, cuando los elevadores y las impresoras cesaban sus conciertos, cuando los ejércitos se habían retirado a sus tiendas, personajes invisibles danzaban exigiéndole a los dioses de la creación una oportunidad para contar sus historias: el escritor escribía.


Todo sucedió en un instante: un pequeño individuo de cierta compañía de seguros decidió que yo no tenía la debida actitud de lambisconería necesaria para triunfar en su agencia y decidió hacerme la vida miserable (lo siento, pero el único que puede hacerme la vida miserable soy yo); decenas de citas, decenas de déjame pensarlo, decenas de llámame en febrero, es que la crisis, no tengo planeado morirme; cancelaciones de pólizas porque el dólar rebasó la barrera de los 13.00 MXP. Nada fue suficiente, la bestia exigía más, y si no podías dar más, por lo menos asume la posición de los 45°. Una cosa llevó a la siguiente. Ingresos a la baja igual a disminución de autoestima igual a pantanos en el matrimonio: tú eres lo que ganas. En la pared de enfrente, un graffiti: e-res-un-pen-de-jo-!-! Y de pronto, la vocecita de cuatro años abrazándote: papi, tú eres mi superhéroe.

¿Puedo gritar?

Si hoy fuera mi último día, ¿qué estaría dejándole a mis hijos? ¿Un legado de esfuérzate por los demás y olvídate de ti? Al final, para los demás nunca voy a hacer lo suficiente. ‘La verdad es que esperábamos más de ti; alguien con tus capacidades podría ser un grandioso (empleado, gerente, subdirector, esposo, hijo, padre, primo, cuñado, yerno, hermano, amigo, ciudadano, hincha, usuario de sistema de transporte colectivo), pero quién sabe qué te pasa, pareces negado a cubrir nuestras expectativas.’

Qué raro, si habla tan bonito el inglés.

Estando justo como empecé, con nada, sólo me faltaba la opinión de la única persona que en menos de tres semanas no me había destrozado. Pero mi madre me dio el revés que necesitaba: ¿y si escribes?

¿Qué? ¿Yo, escribir? ¿A esta edad? ¿Y qué pasa con las personas que se van a encabronar/decepcionar/asustar si renuncio a llevar la vida/empleo/ambiciones que ellos quieren?

¿Y cómo va a mantener a su familia?

Pero no sabes hacer otra cosa, o por lo menos eso es lo que nos has hecho creer a todos.
No sé si eso sea cierto, pero, de seguir así, muy pronto el revoloteo de castálidas será de buitres y los torrentes de imaginación se habrán transformado en susurros pendientes de árboles secos y decrépitos.

Así, como escribió Shakespeare en un soneto dedicado a la primavera que se ha ido, ‘mandé todo a la chingada.’

¿Y si fracasa?

Stay tunned to watch me die…
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