lunes, 25 de mayo de 2009

Pitch


"Sentado en una sala de juntas, rodeado de luz artificial y trajes grises, Max escucha las palabras del hombre de la corona de cartón que caen haciendo temblar almas y ceniceros, ‘¡son unos incompetentes! Si no pueden vender lo que se les exige ¿qué caso hay en tenerlos aquí? A ver, tú, ¿qué explicación le darás a tu hijo cuando llegues hoy a casa y le confieses que perdiste tu puesto por tu asombrosa ineptitud?’ Y mientras las miradas caen decapitadas, Max descubre, a un lado del extinguidor, debajo del botón de “ESTAMPIDA,”, una palanca que anuncia "INHÚNDESE EN CASO DE ASFIXIA." Max se levanta, sabe que lo correcto es presionar el botón. Quiere hacerlo, quiere estirar su mano y tocarlo. Pero… "¿Max? Necesito hablar a solas contigo..."


Contrario a lo que siempre les he dicho a mis alumnos de guionismo, me aventé un primer tratamiento de ‘El Samaritano’ sin hacer el debido outline. Un outline es la descripción, el plano, de lo que tienes planeado construir, en este caso una serie de televisión. El outline sirve como guía para llevar a buen término la historia, pues la gran mayoría de las veces los escritores nos quedamos atascados en la página 15-20, o en el 1er acto de lo que sea que estemos escribiendo. Sin embargo, la prisa por verlo terminado me hizo construir la casa sin haber hecho el plano correspondiente. Para mi sorpresa, la historia funcionaba, la casa se sostenía. Pero la casa tenía paredes endebles, puertas donde no debía haberlas y no había escusado. Las reparaciones se están haciendo y, al no haber hecho el outline, el proceso es doblemente difícil.


El primer tratamiento de ‘El Samaritano’ salió de 89 páginas, una mole imposible de filmar. Personajes se crean y se destruyen; escenas que toma dos semanas escribir se borran en segundos. La reescritura es larga y dolorosa. Hay días en que no consigo escribir una sola palabra que valga la pena, que ayude a la coherencia de la historia. Entenderán la desesperación.

Me ayudé de un recurso que más adelante me va a ser extremadamente valioso: el pitch.

¿A mí qué me importa?

En guionismo, el pitch es un arte. Existen cursos dedicados exclusivamente a aprender a pitchear una historia. ¿De qué se trata tu historia? Si como escritor yo no sé de qué se trata lo que estoy escribiendo, ¿quién lo sabe? Y pero aún, ¿cómo pretendo que los demás lo entiendan? Además, este pitch debe ser lo suficientemente conciso, corto y contundente para generar la expectativa en quien sea que vaya a invertir su dinero. En Hollywood, el perfecto pitch es de dos oraciones, con dos renglones de extensión.

“Bueno, se trata de un tipo que es doctor, bueno neurobiólogo, y que está a punto de hacer un gran descubrimiento que lo va a ser súper famoso pero hay ciertas personas que lo quieren lastimar porque va a terminar siendo un obstáculo para un complot de repercusiones más allá de lo creíbles. Ah, y además este neurobiólogo tiene poderes.”

¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?

Este es un ejemplo de un pitch que no dice nada. Me aboqué a buscar en todas partes algo que me ayudara a definir qué es y cómo se diseña un pitch eficiente. Encontré algunas páginas que me fueron de utilidad. (http://www.dummies.com/how-to/content/preparing-to-pitch-your-screenplay-to-a-studio.HTML) Sin embargo, ninguna mencionaba pitch para series de TV.

Encontrar el pitch que definiera mi historia me llevó casi dos semanas de no pensar en otra cosa.

El primer pitch salió así:
A sus 38 años, Roberto Friedmann se encuentra en la cima de su vida profesional. Tras 10 años de investigaciones, tiempo en el que tuvo que hacer sacrificios a nivel personal y emocional, él y su equipo de científicos han creado un medicamento llamado Aplamina, una droga experimental que propicia el rápido retroceso de casi cualquier enfermedad conocida por el hombre. Ahora, Roberto planea recuperar el tiempo perdido y recuperar a su esposa. Este logro, considerado por muchos el más importante en la historia de la medicina moderna, no es bien visto por algunos miembros de la comunidad científica. Al desconocerse las consecuencias de la droga a largo plazo, así como posibles efectos secundarios, la Aplamina está a muchos años de ser el milagro del Siglo XXI.

¡Pero la historia no se trata de eso!

(Habiendo renunciado a una vida de éxitos y placeres, Alejandro Orozco se ha abocado a encontrar un pitch que lo ayude a dejar de rascarse las _______ y ponerse a escribir antes de que se le acaben los ahorros y su esposa lo mande de regreso a casa de su mamá…)

El segundo quedó más o menos así:

Roberto Friedmann, reconocido neurobiólogo, desarrolló el prototipo de una sustancia que puede curar prácticamente cualquier enfermedad conocida por el hombre. Al hacerlo, ha puesto su vida y la de quienes lo rodean en peligro.
Mmmmmm, nada mal...
El tercero (y espero que definitivo) salió así:

(Nota: ‘El Samaritano’ ya quedó registrado, sólo por si alguien quiere pasarse de listo)

En la cúspide de su vida profesional, Roberto Friedman sufre un atentado que literalmente cambia su vida. Ahora, con la habilidad de usurpar las identidades de otras personas, Roberto debe averiguar quién se encuentra detrás del complot para destruirlo antes de que sea demasiado tarde.
Investors, anyone?
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3 comentarios:

  1. Como me gustaría ganarme el melate para producir tu historia!!! Hay que jugarle al melate!!!!

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  2. Me gusta la idea, pero en vez de neurobiólogo Robert puede ser un tiburón que aterroriza a los bañistas en la playa de un pueblo que vive del turismo... o quizá el tal Friedman podría ser el hijo de un Lord galáctico de quien heredó poderes místicos, todo ello en una galaxia muy, pero muy lejana... ¿cómo ves?

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  3. Mucho mejor este pitch, pero conociendo la historia creo que le falta mencionar algo que indique que Friedman realizó un descubrimiento médico, ya que éste hecho es el generador de los conflictos.

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