miércoles, 23 de julio de 2014

DM


Esta es una historia verídica que habla de tres manecillas que vivían dentro de un reloj colgado en un quirófano

Jajajajaja okey

Por qué por dm?

Durante mucho tiempo las manecillas cumplían con su labor de contar el tiempo. Lo hacían felizmente mientras en el quirófano los doctores...

… salvaban las vidas de los pacientes. Todo se complicó una mañana cuando el minutero descubrió algo que lo dejó petrificado.

Se había enamorado de la manecilla que contaba los segundos.

Durante muchos días que fueron semanas que fueron meses que fueron años el minutero escondió sus sentimientos, pues tenía miedo de que…

… ella pudiera rechazarlo. No había mucho que hacer. Ella vivía para su simple labor y jamás se fijaría en él.

Y qué pasó?

Cada nanosegundo de su existencia, el minutero observaba a la delgada manecilla de los segundos. Era hermosa.

Y su forma de correr hacia el futuro lo hacía suspirar cada vez más. Un día, sintió que si no le hablaba a la manecilla de lo mucho que lo perturbaba…

… su corazón iba a explotar. Así que ideó un gran plan. El plan le pareció genial, pero para estar seguro decidió contárselo…

… a la manecilla de las horas. Ésta, al escucharlo, lo reprendió: “¿tienes idea de lo que pasaría si llevas a cabo tu estúpida maquinación?”

Oh, my!

“El Tiempo entero desaparecería y las repercusiones serían demasiado serias.” El minutero se sintió más triste que nunca.

A pesar de sus esfuerzos por olvidarla, el amor que sentía se agigantaba con los minutos. “No puedo soportarlo más,” gritó. Entonces, el minutero decidió…

… arriesgarse y seguir con su plan. La siguiente vez que la manecilla de los segundos pasara encima de él, se abrazaría de ella y confesaría…

… aquello que llevaba guardando una eternidad.

Y luego!!!

En ese momento, la puerta del quirófano se abrió: los doctores llevaban a un anciano en una camilla. El viejo se veía fatal.

Los doctores gritaban exigiendo medicamentos, antibióticos, equipo… el viejo estaba muriendo. Por la puerta entró también, llorando, una…

… mujer joven. Al verla, el viejo extendió una dolorosa mano. “Por favor, señorita,” dijeron los doctores. “Ud. no puede estar aquí.”

“¡Papá!,” gritó la joven mientras era arrastrada hacia afuera. “Por favor perdóname. Debí de haber sido más…”

Y luego!!!

Arriba, la manecilla de los segundos corría como de costumbre, un tic y un tac a la vez…

Más qué!!!

Tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac…

… hasta que finalmente pasó justo encima del minutero. Al ver sus intenciones, la manecilla de las horas quiso detenerlo, pero no lo logró.

El minutero extendió los brazos y sujetó a la manecilla de los segundos con todas sus fuerzas. “Te amo,” exclamó. En ese momento, Nash…

… el tiempo en el universo se detuvo.

Whattt!!! Qué pasó!!!

Pero era sólo un quirófano!!!

Y qué pasó con el viejito!!!

No se movió ni un ave, ni una hoja, no respiró ningún humano.

Se pasmó todo!!!

La Tierra dejó de girar…

Y luego!!!

La manecilla de los segundos miró directamente a los ojos del minutero. “Siempre he sabido de tus sentimientos,” le dijo.

“Y quiero que sepas que desde siempre he sentido lo mismo por ti.”

“No importa que el mundo no vuelva a girar,” continuó ella. “Lo único que quiero es estar contigo.”

Y por un instante, el amor vivió para siempre.

Sin embargo, algo no estaba bien. Abajo, ambas manecillas descubrieron algo insólito.

Awwww qué bonito!!!

De los ojos de la joven, una lágrima rodó hasta caer al suelo. Aquello era imposible. Fue con profunda tristeza que el minutero comprendió lo que ocurría.

Habían detenido el tiempo justo en el momento más doloroso para la hija del viejo. Y si no encontraban la solución, su dolor se perpetuaría.

Así que ambas manecillas se miraron por última vez, esperando que ese amor los aguardara para un mejor momento. El minutero abrió entonces los brazos…

… y la manecilla de los segundos volvió a correr tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac…

La Tierra giró de nuevo.

Justo antes de que la mujer joven fuera expulsada del quirófano, escuchó a su padre decir “te amo… y te perdono.”

Nadie sabe si el viejo vivió o murió.

Lo que sí aseguran algunos médicos es que a partir de ese día…

Nooooo

… en ese quirófano…

… el tiempo no sabe ni se escucha igual.
 
Pensé por primera vez en esta historia en un estacionamiento de Santa Fe, una noche en la que me despedía de la Dra. Murow. Después de tres pésimas versiones, comprendí que el cuento encontraría la forma de contarse solo. No volví a acordarme de él hasta ayer en la noche cuando mi querida amiga Natalia Alonso (Nash) me comentó que estaba atravesando un momento amargo. "Cuéntame algo bonito," me pidió. Lo que acaban ustedes de leer es la transcripción del cuento como se lo conté vía twitter, con todo y los comentarios de Nash.

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